El Beso, de Robert Doisneau, quizás sea una de las fotos más famosas del mundo. Una foto, icono del romanticismo a partir de los años 50 que representa el amor y que en teoría, era un «robado», de una pareja que pasaba en frente del Ayuntamiento de París.
Lástima, que como pudimos saber después, se trató más bien de un «posado». La estudiante de arte dramático Françoise Bornet posó en una calle de París junto con su novio de la época, Jacques Carteaud.
Ambos compartían vocación interpretativa y su historia de amor duró tan sólo unos meses, pero quedó inmortalizada gracias a un encargo de la revista estadounidense America’s Life, interesada en un reportaje sobre los enamorados de París.
En busca de ilustraciones para este encargo, Doisneau descubrió a los futuros héroes anónimos del amor en un café, donde no ocultaban la pasión que les unía, y les propuso servir de modelo y repetir algunas escenas delante de su cámara, pero en la calle.
Françoise Bornet conservó la fotografía firmada que Robert Doisneau, fallecido en 1994, les envió a cada uno pocos días después.
Durante décadas, Bornet guardó el secreto del artista, pues pensaba que éste prefería dejar creer al mundo que la fotografía había sido tomada a unos paseantes desconocidos, en un momento muy especial de sus existencias.
La actriz cambió, no obstante, de opinión, cuando en 1992 comenzaron a surgir candidatos reclamando el cobro de derechos de autor asegurando que eran los protagonistas de la escena.
Fue entonces cuando Doisneu reveló la verdad de la fotografía; según él, nunca se habría atrevido a tomar la fotografía sin permiso.
En 1992 se habían comercializado más de 400.000 copias en forma de cartel, postal y otros soportes de la imagen. Y en el año 2005 se procedió a subastar el original de Bornet alcanzando los 155.000 €. Actualmente es propiedad de un coleccionista suizo.
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