Cuando quería escribiros un pequeño texto sobre deseos para el año que viene, leí el texto de María Luisa Moreno en su blog (Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España). El reproducirlo aquí deja el texto en la misma licencia que el original y no en la 2.5 de mi blog. Y aunque no pertenece al ámbito de la fotografía, resulta un texto inspirador para estas fechas:
Relaciónate.
Si tengo que recomendarte algo concreto que te va a ayudar siempre, es que no dejes de relacionarte. Relacionándote harás contactos, los contactos te darán ideas, te aportarán sinergias, te darán recomendaciones, te acercarán a tus objetivos. Ten siempre una buena base de contactos reales: cuídales, mímales, muéstrales tu admiración, tu perseverancia, tu valor.
Destaca. Distínguete. Tu trabajo es tu marca personal: sé buen profesional, entrégate, esmérate y luego -no lo dudes!- aprende a mostrarle al mundo lo bueno que eres.
Haz lo que tengas que hacer cuando lo tengas que hacer aunque no te apetezca.
Equivócate. No te juzgues, perdónate rápido, arréglalo y vuelve a empezar. No lograrás nada bueno ni especial si no estás preparado a equivocarte y a volverlo a intentar (de otra manera).
Sé auténticamente tú. Pero trata de ser siempre la mejor versión de ti mismo.
Focalízate en tus puntos fuertes, en tus habilidades, en lo que te diferencia. No hará que tus puntos débiles desaparezcan pero perderán importancia.
Sé generoso, pero no lo hagas para que te devuelvan tu generosidad. Házlo porque es lo que hay que hacer. Y en algún momento se producirá la magia.
Respétate. Si algo te está haciendo daño, no lo permitas. Ni un trabajo, ni una mala costumbre, ni una persona. Y cuando lo hagas, dime cómo lo has logrado.
Sal de detrás del ordenador. Internet es sólo una herramienta, un medio para conseguir un objetivo: que te elijan. Y te elegirán cuando te vean y se produzca la química. Los acuerdos se firman en persona.
Acepta que eres humano y te pueden pasar cosas malas; acepta que a veces se gana y otras se pierde. No te quedes estancado cuando hayas perdido. Date un tiempo para lamerte las heridas -poco-; sécate las lágrimas y no mires más para atrás. No puedes decidir lo que te pasa pero sí qué vas a hacer con eso que te pasa.
No te preocupes tanto por el futuro. O sí, pero sólo para decidir qué harás hoy para estar al final del día un poco más cerca de tus objetivos. Al fin y al cabo, el futuro ya no será el mismo mañana.
En realidad ni te sobran tantos kilos, ni te falta tanto pelo, ni tienes tan poco carisma como piensas. Deja de machacarte leyendo sobre el éxito de los demás y el cuerpazo de las demás. Eres especial, hay algo que sabes hacer mejor, que sabes solucionar mejor. Eso es lo que importa. Céntrate en eso. Sácale todo el jugo a eso.
Lee de todo pero no te creas todo lo que lees. Tu pensamiento es lo más poderoso que tienes: asegúrate que tiene la imagen de ti mismo que deseas. Si quieres ser feliz, confía en tu capacidad para serlo. Si quieres lograr algo, piensa que puedes lograrlo. Pero no apuestes tus fichas a que ocurra un milagro: apuéstalas a tu capacidad de trabajar para lograr lo que quieres.
Prepárate para los días malos pero asegúrate de aprovechar al máximo todos los demás. Aprende a disfrutar más de lo que tienes y a lamentarte menos de lo que te falta.
Aprende de los que te llevan la delantera pero traza tu propio camino. Toma tus propias decisiones.
Asume tu responsabilidad. No esperes que sean los demás quienes te saquen las castañas del fuego. Ni tus padres, ni tu pareja, ni tus amigos, ni el estado. No sabes cuándo dejarán de estar ahí ni si tendrán otras cosas que hacer. Trae las herramientas para hacer el trabajo tú mismo.
Comprométete. Comprométete contigo mismo a hacer todo lo que esté en tu mano para lograr tu objetivo, para ser feliz. Y si aún no sabes cuál es tu objetivo, no te machaques demasiado: vuelve al punto “Equivócate”. Prueba, equivócate, vuelve a probar y entonces decide.
Haz caso a tu instinto. Haz caso a tu ADN. Elige dedicar tu tiempo a lo que tiene sentido para ti, a lo que te satisface, a lo que mejor se te da.
Si algo no funciona, cambia. Si lo que haces no te lleva donde quieres, cambia. Si no estás logrando lo que buscas, cambia.
Diviértete. En serio.
Ten un por qué y un para qué. No te darás cuenta hasta qué punto los necesitas hasta que un buen día no entiendas, nada, no puedas con nada, no te satisfaga nada, no sepas ni quién eres. Entonces acuérdate de buscar tus por qués y tus para qués.
Aprende idiomas. Pero de verdad. Fórmate pero en lo que a ti te apetezca, en lo que te llene, no en lo que diga el mercado en ese momento.
No desperdicies tu tiempo. No lo malgastes. El tiempo no vuelve. Cumplirás años y pensarás que antes todo era mejor, que tenías más oportunidades, menos kilos, más pelo, más flexibilidad.
Pues ese antes es HOY: aprovéchalo.
Nota: si quieres hacer un texto de «letras de neón» como el que encabeza este post, tienes un magnífico tutorial para hacerlo.