Cuando alguien que no te conoce descubre que te dedicas a la fotografía, sobre todo si en esa fotografía hay modelos, casi siempre suele surgir una pregunta fruto de la curiosidad: “¿Pero tú alguna vez has parado algún/a modelo por la calle y le has ofrecido trabajo?”
La respuesta es simple: “Sí. No lo hago a menudo, no muchas veces, pero si he visto a alguien que me he gustado no he dudado en acercarme”.
La necesidad de contar con modelos para nuestra actividad fotográfica puede ser muy variada. Para determinados trabajos necesitaremos obligatoriamente modelos de agencia; pero para trabajos más personales puede ser complicado encontrar la persona ideal.
A veces, andando por la calle, puedes fijarte en alguien, algo te llama la atención: un gesto, una mirada, una pose, una situación. Puede que ello refleje algo que estabas buscando, o que simplemente te genere la idea para un proyecto.
También es fuente de frustración. Si lo que te ha llamado la atención ha sido un entorno con determinada ambientación, lo más probable es que no puedas recrear de nuevo esa situación.
En mi caso donde cada vez voy más hacia proyectos personales me centro mucho en lo que me transmite la persona. Así que no voy buscado el modelo más atractivo/a, sino quien me transmite ese “algo” que luego quiero retratar.
Localizar grandes modelos o actrices por la calle no es una situación nueva; a Claudia Schiffer la descubrió Michel Levaton en un pub en Düsseldorf (conozco una historia apócrifa que dice que la descubrieron mucho más joven paseando por una playa de Mallorca), o a Jennifer Aniston como camarera en un bar.
No es mi caso. No soy representante que vaya buscando “fresh faces” por la calle para proponerles un futuro esplendoroso (que no es que no pueda ocurrir, pero no es el objetivo principal).
La cosa es sencilla:
- Te acercas.
- Te presentas y le dices que eres fotógrafo y que te gustaría contar con él/ella para determinado trabajo.
- Le das una tarjeta tuya con los datos de contacto (teléfono, correo electrónico y página web)
- Le dices que visite tu página y vea tu trabajo; y que si le gusta te contacte.
Nada más. No se necesita hacer nada especial. Ya podrás hablar todo lo que quieras cuando te llame. Eso sí, si no tienes portfolio en una web olvídate. No puedes pretender que alguien te llame sin ver antes tu trabajo.
A veces las circunstancias del momento no te permitirán hacerlo (no vas a interrumpir a alguien que entra en el metro cuando tú sales), o que está en medio de una cena familiar en un restaurante….
Otras veces la propia persona te preguntará para qué es, o tendrá tiempo de hablar contigo para que le cuentes más detalle. Puede que en ese momento ya sepas para que la quieres, incluso que le puedas hablar de un trabajo determinado; o no, que le digas que sólo tienes ideas rondando la cabeza. Lo importante es no mentir.
Las circunstancias y necesidades son muchas y variadas. Pensar que, a veces, podemos encontrar por la calle lo que necesitamos no es ninguna tontería (aunque luego tengas que lidiar con la falta de experiencia del retratado).
Eso sí, no te animo a que salgas a la calle a “disparar a todo lo que se mueva”. Haz las cosas con mesura. Yo no voy todos los días buscando. A veces veo y no digo nada, a veces entrego una tarjeta, a veces te responden, otras no; a veces encuentras a dos personas en un mes y otras pasan séis meses sin que le hayas dicho nada a nadie.
Como todo, una opción más. En muchas situaciones te pueden sorprender los resultados.