Quizás uno de los accesorios menos «comprados» por los fotógrafos, y es sólo mi impresión, son las empuñadoras (o grip) de las cámaras de fotos.
En las cámara de alta gama la empuñadura suele formar parte del propio cuerpo de la cámara. Pero en el caso de gamas intermedias, la empuñadura es un accesorio del que pocas veces nos planteamos su compra. Es verdad que son muy caros (para lo que ofrecen), pero cada vez tenemos más alternativas «clónicas» de calidad que permiten acercarse a este accesorio a costes más asequibles.
Los hay que utilizan la empuñadura como mero adorno. Así la cámara parece más grande y más profesional. Pero no debería ser por esto por lo que te hagas con una de ellas.
También están sus detractores: que si mucho peso, que si no van selladas como las integradas, que sin incómodas.
A mi me parecen el colmo de la comodidad. Eso sí, no sirven para pasar desapercibido. Tengo mucha costumbre de ir cambiando entre fotos horizontales y verticales. Y tener siempre a mano y en la misma posición el botón de disparo no se «paga ni con oro» (cada vez es un botón diferente, en horizontal el de la cámara y en vertical el de la empuñadura, pero siempre en la misma posición relativa).
Tengo tanta costumbre con esta forma de «disparar» que no concibo hacer fotografías verticales con giros de muñeca inesperados; como me está ocurriendo ahora.
Y no nos olvidemos de la «mejor de las funciones» de las empuñaduras: el aumento de la capacidad de batería de nuestra cámara. Por un lado porque tenemos hueco para dos baterías. Es verdad que aumentamos peso, pero ganamos autonomía. Y en sesiones largas se nota, uno se olvida uno de recargas y cambios de por medio. Y el no va más: muchas empuñaduras incluyen adaptadores de pilas (normales) que pueden sustituir a las baterias en caso de emergencia.
No sería la primera vez que una descarga (por mal contacto, frío, etc …) nos deja «tirados» en una sesión. Basta disponer de una empuñadura con su accesorio de pilas y asunto solucionado.
¿Utilizas empuñaduras con tu cámara?