Esta semana estamos viviendo la caída de un clásico de la fotografía como Kodak. Fundada en 1892 por George Eastman representa una pérdida irreparable para todos los amantes de la fotografía.
Kodak es un claro ejemplo de empresa que no ha sabido adaptarse. Y eso que no empezó con mal pie desarrollando la primera cámara digital de la historia.
Aunque nunca tuve una cámara Kodak como propia, mi primera experiencia con una compacta digital de la marca fue allá por el 96/97 (si no me falla la memoria) cuando realizaba análisis de productos para la revista Cdware (que ya no existe). No recuerdo el modelo concreto (nos dejaron un prototipo) pero sí que almacenaba las fotografías en diskettes de 3,5 y era una evolución de la mítica DCS-200 del año 92.
Y justo cuando está camino de desaparecer (aunque todavía hay posibilidades de reflotar la empresa) me hago con mi primera Kodak en propiedad:
Ahora que se han puesto de moda las réplicas de latón de los chinos he podido encontrar una cámara que funciona perfectamente (tiene casi 100 años); cargada con su carrete y lista para la acción.
No soy capaz de localizar el modelo concreto de cámara. He buscado en bases de datos de Internet y no sé identificarla del todo.
No es muy difícil de utilizar (da miedo mover cualquier mecanismo); pero como me dijo la persona que me atendió … si lleva funcionando casi 100 años … pues anda que no le queda nada ….
Como os decía, funciona perfectamente y está lista con su carrete para una salida que la ponga a prueba.
Seguro que me salen todas las fotos desenfocadas, movidas, medio veladas …. pero no importa. Se disfruta más con esto en las manos que con el último modelo megaelectrónico del momento.