Esta semana hemos sabido de la demanda multimillonaria a la que se enfrenta el fotógrafo Jason Lee Parry.
Realmente la situación es poco comprensible, y se acerca a los casos «extremos» y «absurdos» a los que nos tienen acostumbrados en Estados Unidos.
La historia muy resumida es esta:
- Una revista (Qvest Magazine) decide hacer una sesión de fotos para la promoción de prendas de las marcas de moda Brandy and Melville, Blood Is The New Black y Urban Outfitters.
- Tanto las revistas, como las marcas de moda, no son muy conocidas; así que contratan los servicios de un fotógrafo relativamente novato (lleva unos 3 años en el mercado) que desea abrirse camino en el mundo publicitario.
- Buscan una imagen joven y fresca. Se les ocurre utilizar a una modelo menor de edad (15 años en el momento de las fotos) para hacer unas imágenes impactantes.
- Los padres acuden con la hija a la sesión y todo transcurre en su presencia.
Hasta aquí todo parece normal.
Sin embargo los padres se han replanteado la sesión de su hija y han presentado una demanda contra el fotógrafo y las marcas comerciales de 28 millones de dólares.
En base a:
- Que no hay nada firmado, que no hay model release (autorización de modelo), ni tenían autorización para hacer fotos a su hija (menos mal que estaban presentes).
- Poses sugestivas, sexys y provocativas para una menor de edad. Así como cierta «ligereza» de ropa.
- La conducción de una motocicleta (donde se subió la modelo para hacer las fotos) sin casco.
- Una Budweiser en la mano.
Las cosas no están muy claras. El fotógrafo pensaba que estaba haciendo unas pruebas, pensaba que la editorial ya tenía la model release; los padres no sabían del uso comercial de las fotografías y las leyes en California son tan estrictas que lo de la cerveza y el casco con delitos.
Los documentos de los abogados y la corte judicial están disponibles para una lectura pausada (en inglés).
Moraleja: no te olvides de la model release, cuidadito con fotografíar menores de edad … y más cuidadito si lo haces en USA.